domingo, 30 de noviembre de 2008

La sutil distancia de lo más cercano



Mientras paseo muchos días por Madrid, me doy cuenta de la cantidad de rincones que sulen pasar desapercibidos para la mirada habitual de los distraídos transeúntes.
El cielo oscurecido por el frío invernal nubla también las mentes, y no nos deja ver el verdadero aspecto de la realidad, como si el cielo fuera una pantalla de televisor estropeado, donde la nieve es lo único que nos muestra.

El movimiento aleatorio de la realidad, es fruto de la casualidad absoluta, es decir, en términos absolutos, nuestro destino depende de cantidad de elementos incontrolables de manera voluntaria?¿
Es posible que un cambio de opinión, un cambio de dirección al caminar, un cambio de elección, condicione o influya en nuestro futuro de una forma que ni siquiera podríamos llegar a ser capaces de comprender?¿
De ahí que de las pocas conclusiones que podríamos sacar de un paseo por un bosque, en el que de repente encontramos un palacio de cristal donde entramos, y contemplamos el bosque mientras la lluvia invade el ambiente exterior, y nosotros dentro del palacio de cristal observamos la realidad desde la burbuja de cristal que podría asemejarse a la burbuja que envuelve nuestra mente en relación a la realidad.
Nos quedamos dormidos dentro del palacio, y anochece y pasa parte de la noche y el sueño nos transporta a un pasado indefinido donde un antiguo amor nos sorprende, volviendo tal y como era, con su fluctuación continua y excitante, donde eres uno de los dos actores principales de la representación teatral que tiene lugar a cada momento de la vida.
De esa vida perdida y lejana que a veces sospechas, temes y crees saber que jamás volverá.

El sueño en el palacio nos ha transportado a la realidad de los sueños, mientras en el exterior se da el auténtico hecho onírico. Una chica perdida en el bosque a la que la lluvia sorprende intentando salir de él, encuentra también refugio en el palacio, donde te encuentra acurrucado y dormido.
Al principio se encuentra temerosa de lo que puedes ser, un mendigo un ladrón un monstruo un cadáver un animal, pero pronto se da cuenta por el libro que sobresale de tu chaqueta, que eres un estudiante, como ella.
Se tranquiliza, se desviste de sus ropas mojadas y se sienta, tranquila, a contemplar la lluvia desde el interior del palacio, cerca de ti, por un momento valorando realmente el precioso momento en el que se encuentra, por absoluta y completa casualidad. O no?

Al despertar la encuentras dormida a ella.
Y la causalidad hace que creas que la pasada historia de amor se ha convertido en una nueva rama de la realidad donde los nuevos protagonistas no sois los del pasado.
El presente es lo único que cuenta y el tiempo que ahora queda por descubrir lo teneis que crear entre los dos, ya sea por casualidad o por causalidad, puesto que allí estais, sin haberlo previsto.

El palacio de cristal estaba siempre cercano y accesible, pero nunca antes habíais encontrado un momento tan idílico para existir, por un tiempo, a la vez.

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ARTE Y DISEÑO ENTRE LO DIGITAL Y LO HUMANO

Tras varios años trabajando los medios digitales, ahora me dedico a publicar relatos cortos e historias mientras me adentro en lo más profundo de las artes plásticas...

La isla de cemento

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