domingo, 9 de noviembre de 2008

El primer hombre que se emborrachó













A punto de embarcarnos con Noé, su familia, su zoo, entran todos en el arca, que luego el mismo Yahvé cierra con sus propias manos.

Terminado el diluvio, Yahvé, aplacado, siente un “grato perfume” y declara que no habrá más destrucción de personas o animales. A Noé, el primer borracho, lo festejó espléndidamente G. K. Chesterton en un poema en el que el más justo de su generación canta como estribillo:

“no me preocupa donde va el agua si no se mete en el vino”.

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ARTE Y DISEÑO ENTRE LO DIGITAL Y LO HUMANO

Tras varios años trabajando los medios digitales, ahora me dedico a publicar relatos cortos e historias mientras me adentro en lo más profundo de las artes plásticas...

La isla de cemento

La isla de cemento
imagen del corto 3d LAMANCHA2222