Un dios que era adorado como una flor,
cuyo cuerpo no era real
y vivía confinado en una torre de cristal,
decidió dejar de existir
huyendo de la experiencia de ser continuamente observado.
Se convirtió en un puñado de fotones de luz
que viajaron hasta un jardín
donde creció rápidamente una flor.
Ningún ojo humano la llegó a ver,
mientras que muchos otros visitantes
pasearon y frecuentaron sus pétalos.
Los adoradores del dios entristecieron,
muchos de ellos murieron decepcionados,
ya no comprendían la existencia sin su ser supremo
y nada importaba más que conocer la visión
que su dios suicida les había negado.
XIII - IV - MMXIV
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